Por Ramón Albertus (elcorreo.com)
- El reconocido intérprete participa en un duelo familiar con Pablo Derqui en la adaptación de la conocida obra de Sam Shepard que hoy se ofrece en el Principal
VITORIA. Es un duelo interpretativo que han llevado a cabo por Tommy Lee Jones y Peter Boyle; John Malkovich y Gary Sinise y un largo etcétera que valen como ejemplo de que ‘True west’ es una de las obras teatrales más aclamadas y exigentes de Sam Shepard. Una cocina es el campo de batalla y decorado en el que se encuentran ahora Pablo Derqui y Tristán Ulloa (1970, Orleans), quienes dan vida a dos hermanos enfrentados por una visión muy diferente de la vida en un texto adaptado por Eduardo Mendoza que cuenta con la dirección de Montse Tixé.
– Ha dicho que ‘True west’ es lo más parecido a un concierto de rock que ha hecho. ¿En qué sentido?
– En el sentido de que probable[1]mente se juega mucho con que en cada función hay un pulso entre los actores y con el público y no es predecible. Es una obra con mucha acción física y emocional y uno sabe cuándo levanta el telón que tiene que transitar algunos sitios pero no sabe cómo se va a dar y no podemos bajar la guardia. Por más que tengamos el texto, exige mucho y seguir con el ritmo, la función va de menos a más y tiene su propio ‘flow’.
– Es un duelo interpretativo que tiene bastante texto.
– Son unas 60 páginas entre Pablo y yo. Nos ha llevado mucho tiempo, no solo memorizarlo sino hacerlo orgánico. El de memorizar suele ser el trabajo más latoso. Era un reto para la memoria, pero también físico y emocional porque cuando terminas estás hecho polvo, pero de forma agradable como cuando terminas un buen partido.
– Este ‘verdadero oeste’ es universal y parte de la rivalidad entre dos hermanos.
– Sí, es el pretexto para hablar de la dualidad del ser humano, la contradicción y que siempre anhelamos lo que no tenemos, son dos caras de la misma moneda y hemos fantaseado con que en realidad ambos son la misma persona. Tenemos lo que representa uno de ellos: la estabilidad de un guionista y padre de familia con casa, coche y empleo. Y tenemos al que está fuera y vive sin ningún tipo de ataduras, libre de decir y hacer lo que quiera. Cada uno anhela lo que el otro tiene.
– Dice la hoja de prensa que Lee, el personaje que interpreta es el «hermano malo». ¿Está de acuerdo?
– No, esos términos no me gustan nada. Es más díscolo, el hermano menos convencional. Lee, a ojos del espectador, es más atractivo por exótico y transgresor, pero al mismo tiempo el público se identifica más con el otro personaje porque Lee no deja de ser un paria.
– ¿Cómo lo pasa sobre el escenario?
– En el teatro soy muy disfrutón. Es algo muy ingrato como para hacerlo sin estar enamorado, hay que estarlo porque estás levantando una obra desde el minuto cero y es un trabajo muy costoso que tiene poca repercusión. Además, cada día toca empezar de cero y sirve para tomar tierra. En el momento en el que no lo disfrute lo dejo.
– Hace poco se alegraba de los cuatro españoles nominados al Oscar (Javier Bardem, Penélope Cruz, Alberto Iglesias y Alberto Mielgo). Son «marca España de la buena», dijo, a pesar de que las ayudas al cine son menores que en los países del entorno.
– Ha habido muy buena cosecha. El tema de las ayudas no tengo ni idea de cómo van ni cómo se reciben. Siempre se pone el ejemplo de Francia, pero también en otros países como Estados Unidos en los que hay mucha ayuda pública. Nosotros vamos a pasos muy lentos y parece que nos cuesta o hay que pedir perdón cuan[1]do se reciben ayudas. No debería ser así. Cualquier industria recibe ayudas y rinde cuentas. Cuatro nominados dan una imagen de nuestra industria en la meca del cine
Una colaboración «buscada» junto a Derqui, Tixé y Eduardo Mendoza
Cuenta Ulloa que la obra, pese a estar ambientada en Estados Unidos, tiene ecos de realismo mágico. «Hay ecos de la gente que habla de la tierra y de lo que conoce. Es un retrato de lo que era Shepard y su propia dualidad, fobias y ambiciones», apunta acerca de la función que se representa hoy en el Principal
– ¿Con Pablo Derqui había coincidido?
– En teatro no, pero sí en una serie y una película. Ha sido totalmente buscado. La tercera parte es la directora Montse Tixé, amiga nuestra y ayudante de dirección de toda la vida y regidora de primer nivel. Nos lo propuso y al principio me arrugué un poco porque conocía el texto y sabía que era un esfuerzo tremendo.
– De la adaptación se encarga Eduardo Mendoza.
– Es la tercera vez que trabajo con él. Teníamos confianza y es un gran conocedor de la lengua inglesa y castellana, sabe trasladar perfectamente los términos e intenciones. Es un tipo que destila mucha socarronería y mala leche.
– Superó el coronavirus en marzo de 2020. Se repetía entonces que saldremos mejores de esta crisis. ¿Cómo salimos?
– Yo me lo decía mucho, más como un deseo que como una creencia. Uno desea que las cosas cambien un poco y que la gente reaccione, pero lo que hace es amplificar cómo somos y hacerlo más grande. Decía mi abuelo que la gente no se vuelve gilipollas de la noche a la mañana.