J. Sainz (larioja.com)
En un momento álgido de las 'Troyanas' de Carme Portacelli, con Aitana Sánchez Gijón y el resto de actrices desencajadas en el escenario, aparecía entre el público Taltibio, negro heraldo de la muerte intentando excusar su conciencia y azuzar la nuestra: «Al final todos obedecemos, todos hacemos lo que nos mandan, miramos para otro lado; tratamos de seguir adelante, sobrevivir. Porque cada uno de nuestros días es una guerra...». Aquellas palabras funestas cobraban aún mayor gravedad en la tremenda voz del actor clásico que las pronunciaba, Nacho Fresneda (Cuart de Poblet, Valencia, 1971). Tres años después, este intérprete de larga experiencia teatral y de doblaje, pero también en cine y televisión, regresa al Teatro Bretón con una obra contemporánea, 'Dribbling', de Ignasi Vidal, un thriller ambientado en el mundo del fútbol que también trata de cuestiones trágicas y otras guerras cotidianas.
«El fútbol es una excusa para reflexionar sobre los falsos ídolos que encumbramos, la cosificación de las personas y los abusos», explica el actor. Fresneda interpreta al agente de un joven futbolista de éxito (Álvaro Rico) acusado de violación. El representante trata de comprar el silencio de la víctima, pero ella se niega y días después la chica aparece muerta.
«Ellos dos son dos tipos que están en una esfera social desmesurada y hacen cosas censurables con la falsa seguridad de que el dinero lo arregla todo. Además son dos machistas recalcitrantes. Han dejado de tener los pies en el suelo y la obra pone el foco en las relaciones personales y en cuestiones como que 'no es no' en cualquier circunstancia. Desde luego yo no me iría a tomar una cerveza con ninguno de los dos». Sin embargo, el actor no juzga a su personaje; simplemente lo encarna con toda la verdad que le es posible. «Si lo juzgase no podría meterme en su piel», asegura.
«Yo soy de jugar en la interpretación más que de sufrir; el sufrimiento viene luego. El que tiene que llorar es el que ha pagado»
La obra busca hacer reflexionar al conjunto del público sobre el peso de la fama y los juegos de poder, pero quizás es especialmente recomendable para jóvenes. Así lo ve el intérprete: «Yo creo que es a los jóvenes a los que nos tenemos que dirigir para intentar cambiar las cosas desde nuestra humilde posición de artistillas. Tampoco vamos a cambiar el mundo, pero sí por lo menos lanzar preguntas que puedan hacer reflexionar. La gente joven es el futuro y el teatro necesita que la gente joven viva esas experiencias en directo y se dé cuenta de que hay mucho que sentir, mucho que aprender y mucho que vivir».
Aquel espíritu de La Barraca
El propio Nacho Fresneda encontró su propio camino en la vida de forma inesperada gracias al teatro: «Yo no había ido nunca al teatro hasta que a los diecisiete años nos llevó un profesor de instituto a ver algo sobre Miguel Hernández y pasé de ese barullo que montan los adolescentes a quedarme totalmente fascinado. Para mí fue una epifanía y ahora que tengo la suerte de dedicarme a ello pienso que mientras haya una sola persona del público a la que le estás pellizcando por dentro ya merece la pena».
En todo este tiempo y con la experiencia acumulada ha desarrollado su propio método interpretativo, un estilo natural y nada impostado que dota a sus personajes de carácter y corazón. Y es que «no hay más método que el que le sirve a cada cual», confiesa: «Yo soy de jugar en la interpretación más que de sufrir; el sufrimiento viene luego. Hay actores que lloran mucho y no transmiten nada. No olvidemos que el que tiene que llorar es el que ha pagado».
Ahora, con el regreso del teatro tras lo peor de la pandemia, hay además «un plus de emoción» en el patio de butacas, «es una especie de militancia compartida».
El popular Alonso de Entrerríos de 'El Ministerio del Tiempo' lleva con toda naturalidad la fama que le ha deparado una serie que considera «ideal para una televisión pública» y cree que, entre otros logros, «muchos jóvenes se han acercado a la historia y a la cultura gracias a ella».
Ni siquiera le irrita la pregunta más socorrida: «Uno de los personajes icónicos de la serie ha sido Lorca y yo siempre he pensado que, de ser posible viajar en el tiempo, habría escogido participar en La Barraca y viajar por esos pueblos de España haciendo comedias del Siglo de Oro. Creo que es una de las cosas más bonitas que ha habido en este país». Salvando las distancias insalvables, él ya lo hace a su manera.