Por Juan Beltrán (larazon.es)
- Las Naves del Español en Matadero estrenan esta obra de Sam Shepard, mitad comedia, mitad drama, adaptada por Eduardo Mendoza y dirección de Montse Tixé
Aunque debe su fama pública fundamentalmente a su faceta como guionista y actor cinematográfico, Sam Shepard, es autor teatral, considerado como uno de los dramaturgos contemporáneos más importantes e influyentes de EE UU, muy representado en el Off-Broadway y en los grandes teatros del país. Sus obras, difíciles de catalogar, se caracterizan por su franqueza, argumentos del absurdo y por saber captar la sensibilidad del oeste americano a través de personajes que a menudo suelen ser perdedores.
En True West (El auténtico Oeste), estrenada en 1980 y etiquetada como “drama familiar”, Shepard reflexiona sobre el sentido de la vida y la naturaleza conflictiva del ser humano, representada por dos hermanos de personalidades y trayectorias contrapuestas que se reencuentran en la casa materna, a 40 millas de Los Ángeles, después de cinco años. Lee (Tristán Ulloa), un buscavidas, ladrón ocasional y alcohólico y Austin (Kike Guaza), guionista de cine, de vida ordenada y trabajo estable. Su relación era mala, pero por diferentes razones se ven forzados a resolver sus diferencias mientras intentan finalizar la escritura de un guion cinematográfico que puede cambiar sus vidas.
El texto ha sido traducido y adaptado por Eduardo Mendoza y bajo la dirección de Montse Tixé, el reparto lo completan José Luis Esteban y la colaboración especial de Jeannine Mestre. La propuesta escénica que plantea Tixé “es muy austera, seca y directa como el texto, con componentes de comedia negra, una pátina brutal de surrealismo y diálogos mordaces llenos de ironía y sarcasmo dentro del ritmo frenético y duro de esta lucha fraternal que es como un concierto de rock”, afirma. Una puesta en escena en la que “todos los elementos, no suman, sino que son en sí mismos parte del todo –explica Tixé–, la banda sonora de Orestes Gas, la iluminación de Rodrigo Ortega o la escenografía de Sebastià Brosa, son vitales para conformar la atmósfera que explica el espectáculo”.
Para Ulloa, la pieza “tiene un sentido del humor oscuro, muy mordaz, que surge en los propios diálogos, en las propias situaciones, en la amoralidad de los personajes que muchas veces se comportan más como animales que como personas y provocan situaciones que recuerdan mucho a Pinter en Regreso al Hogar, pero también a autores como Ionesco o sus referente americanos, Miller y Tennessee Williams, en un cóctel explosivo”.