‘Canción del primer deseo’: las heridas compartidas de las dos Españas

30/04/2023

Por Daniel de la Fuente (cadenaser.com)

  • 'Canción del primer deseo' es un texto del australiano Andrew Bovell sobre las heridas abiertas en España, los traumas de nuestro pasado y cómo reconciliarnos con nosotros mismos, con el diferente y como sociedad. Jorge Muriel ha traducido la obra, que dirige Julián Fuentes Reta en el Teatro de La Abadía.

Dice el protagonista de la obra de teatro de la que vamos a hablar que hay quienes tienen las manos hechas para el trabajo y los que las tienen hechas para la música. Las manos de nuestros invitados están hechas para el teatro. Julián Fuentes Reta es licenciado en Arte Dramático por la Universidad de Kent en Canterbury y Premio Max. Jorge Muriel se ha formado también dentro y fuera de España, es actor, director, guionista, traductor y multipremiado generador de proyectos. Los dos vienen a presentarnos 'Canción del primer deseo', un texto del escritor australiano Andrew Bovell que ha traducido y versionado Jorge, que dirige Julián y cuyo título está extraído de un poema de Federico García Lorca.

Canción del primer deseo es un texto que se ancla en tres momentos de la historia de España: 1943, 1968 y el presente. Una historia de testimonios transgeneracionales, de nuestras historias y las de nuestros mayores. Un relato ficticio lleno de verdades que cierra una trilogía: Cuando deje de llover, premio Max al mejor espectáculo en 2015 y Las cosas que sé que son verdad, con nuestra querida Verónica Forqué. En uno de sus muchos viajes buscando inspiración y formación, Jorge descubrió Cuando deje de llover, "uno de los mejores textos contemporáneos que se han escrito, un clásico hoy", según el actor. Y ahí comenzó esta relación entre los tres (Jorge y Julián ya habían trabajado juntos en 'El proyecto Laramie' y 'Los iluminados').

Es una trilogía sobre la herencia, la familia disfuncional está en el núcleo de las tres obras, pero aquí se han despegado más de la familia para ir un paso más allá, es una cuestión identitaria, una búsqueda de la identidad marcada por por la familia, en palabras de los dos. "Ir a la familia es ir a la raíz, para entender cómo te mueves en el macrocosmos de la sociedad, de tu profesión, de tus relaciones. Volver a casa es lo que más cuesta", dice Muriel. "La familia es inevitable, todo el mundo es hijo, y la familia deja claro que somos colectivo, no individuos, que es uno de los grandes problemas del capitalismo y del siglo XX", añade Fuentes Reta. La obra incide en eso, en que somos un colectivo y de qué manera formas tú parte de ese colectivo.

'Canción del primer deseo' es un retrato de nuestra guerra, nuestra colonización, nuestro rapto, nuestra esperanza, nuestra raíz y nuestro futuro. En la rueda de prensa de presentación de la obra, Andrew llamaba la atención sobre el pacto de silencio en España para no hablar de determinados temas. Temas, el de la Guerra civil en particular, Julián, que no querías abordar. ¿Por qué?

Yo firmé por una obra sobre la Inquisición y unas movidas que hicimos en los talleres. En mi familia hay todavía mucho dolor por todo este tema. Me ha tocado por parte de mi madre, en Pamplona, y en los años 90 me ha tocado vivir mi adolescencia en pleno conflicto. No voy a decir civil, pero importante. Es algo que tengo en la piel, tengo mucho rechazo, me asustaba esa bola de dolor inmensa y por eso me dijo Andrew que él creía que yo era una buena persona para tratarlo con respeto. Tengo todavía muy en la piel del salir a la calle y ver pelotazos, cubos de basura incendiados, la policía cargando, la gente muy enfadada, muy triste, muy silenciada. Esto en la represión de la posguerra es lo que se vivió en el día a día, yo viví el último coletazo y gracias a Dios hay hoy una conciencia sobre la paz social. Decía Gandhi que tenemos dos problemas, el odio y el miedo. Pero realmente solo tenemos uno, el miedo. Me daba miedo y espero que el público haga el mismo viaje que yo. No hay que tener miedo, está todo bien. Lo que hay que hacer es hablar de ello.

En una de las casas y en la obra habitan las dos Españas. ¿Habéis tenido miedo a encontrar un equilibrio?

Jorge: Yo creo que sí. Es un privilegio contar esta historia con un extranjero, que nos mira desde fuera, pero el hecho de meter el dedo dentro de la llaga, de lo que somos, da mucho vértigo y mucho miedo. Es más fácil ponerte a hablar de una familia australiana, que va a Inglaterra, porque te separa. Pero aquí el hecho de que la investigación haya sido además colectiva, con historias personales que son autoficcionales, nos ha expuesto mucho directamente. Y cuando ocurre eso, nos tiembla todo, hasta el inconsciente. Salen cosas muy transgeneracionales, de nosotros como sociedad y creo que es un lujo tener a gente de fuera en el equipo que te sostienen esas dudas. Sigue habiendo mucha herida, por eso es también fundamental esta obra.

Precisamente decía Juan Mayorga en la presentación de temporada de La Abadía que tenía interés en ver qué nos cuenta un extranjero como Andrew, australiano, sobre nuestrea guerra. ¿Habéis tenido que negociar mucho con él?

Julián: Hemos negociado, sí, pero para mí lo más importante de la perspectiva de Andrew es la permanencia del colectivo. Al tener a una persona de fuera, sobre todo no nos hemos hecho palmas y oles. Cuando te juntas en un dolor común, por los ancestros que has tenido y las cosas que han pasado, a veces nos olvidamos de algunas cosas. Y tenemos a una persona de fuera que nos dice "oye, esto también pasó". Y tener a Andrew nos ha evitado que nos enrosquemos en nuestro dolor.

Jorge: yo creo que hay algo en el texto que trasciende lo político. Hay algo muy hermoso de Andrew y es que en el fondo de lo que está hablando es de las heridas de los seres humanos. De los seres humanos en cualquier lugar. Es cierto que aquí el contexto es España en estas tres épocas, con un contexto social y político determinado, con la guerra civil, pero de lo que verdaderamente está hablando es de las heridas de estos personajes y de cómo estas heridas se perpetúan en el tiempo. Él no quiere hablar de posicionamientos, aunque tiene un posicionamiento claro en ciertos temas, pero de lo que está hablando es de la reconciliación de las gentes. Y eso me emociona.

En Canción del primer deseo hay cuatro personajes en escena: Consuelo Trujillo, Pilar Gómez u Olga Díaz, Borja Maestre y Jorge Muriel. Cada uno interpreta a dos personajes en los diferentes momentos de la historia. Dos familias entrelazadas en el tiempo, relacionadas entre sí de alguna manera, aunque poco podemos contar sin hacer spoilers, como en todas las obras de Andrew Bovell. "Sí puedo decir, aplaudir y agradecer a Andrew -dice Jorge- que un personaje empuja al otro, te ayuda como actor a sanar partes entre los dos". Hay comicidad, muchas risas, algunas incómodas por la situación de la que nos estamos riendo. Hay mucha ternura y momentos impactantes, muy dolorosos y desgarradores, más de un espectador ha salido llorando, quien les escribe también ha navegado entre emociones encontradas.

Es una historia, como nos han advertido, sobre la búsqueda de la identidad. Alejando es un inmigrante colombiano que regresa a España buscando sus raíces. Empieza a trabajar en una casa, cuidando a la madre, que sufre alzheimer.

Julián: Hay una analogía, una metáfora que se propone de una manera prístina, que es la de una madre que tiene demencia y no se acuerda de las cosas y unos hijos que no saben cómo cuidarla. A la tercera semana de ensayos, dijimos: esto va a ser España. No sabemos qué le pasa a mamá, por qué mamá está así y encima mamá no nos cuenta nada. La obra habla de la recuperación de la memoria como paso indispensable para la reconstrucción y el poder llegar a una paz.

En la entrevista hemos hablado de la importancia de los cuidados, de cómo los cuidados recaen mayoritariamente en los inmigrantes latinoamericanos, como comentábamos también con el escritor Gustavo Rodríguez. La salud mental, los cuidados, el egoísmo muchas veces de los hijos, la vejez, la soledad y el amor. "Todo en esta casa necesita de amor y cuidado".

Jorge: Hay algo que se dice en el texto y que a mí me parece muy bonito y es que todos necesitamos amar y ser amados. Reafirmar también que en realidad este texto también de lo que habla es del ser humano y del amor que hay detrás de las personas que luchan por intentar ser ellos mismos. Y si no pensamos en esto, volvemos a la lucha, volvemos a la separación. Tenemos todavía mucha rabia y eso nos lleva a separarnos, unos somos los buenos y otros los malos. Lo bonito es abrazar la sombra de cada uno de nosotros, la responsabilidad de cada uno de nosotros y poder ver al diferente con respeto.

'Canción del primer deseo' es una obra llena de matices que aborda un amplio abanico de lo que fuimos, lo que somos y lo que podemos llegar a ser. Entre los temas que hemos abordado también el de la migración y la colonización. El relato de una historia de riqueza y poder, de reyes y conquistas. Un texto, dice Consuelo Trujillo, muy femenino, que hace hincapié en las mujeres, en las víctimas de aquellas atrocidades, como la de los bebés robados. Y víctimas hoy también de abusos, violaciones y todo tipo de violencia machista. Un homenaje, como el que hacía la escritora Esther López Barceló, a ellas, a sus historias, las de las guardianas de la memoria. Porque, insistimos: "¿qué tipo de sociedad somos si no podemos recuperar los huesos de nuestros antepasados asesinados?". Es hora de cerrar heridas que siguen supurando, concluyen nuestros dos invitamos en esta entrevista que te animamos a escuchar.