Entrevista a Miguel Rellán, protagonista de «Los Asquerosos»

6/03/2021

ANTONIO ARCO (laverdad.es)

  • Junto a Secun de la Rosa representa mañana, en el Romea de Murcia, la adaptación de la celebrada novela 'Los asquerosos'

Los asquerosos Miguel Rellán Secun de la Rosa David Serrano

Dice el escritor Santiago Lorenzo que «ser 'mochufa' es creerse que Ana Rosa [Quintana] no se está riendo en tu cara cuando se emociona». O sea... De 'mo-chufas', como también de naturaleza, de silencio, y de vida(s) retirada (s), que a veces todos llegamos a anhelar sin necesidad de haber leído, ni de reojo, a Fray Luis de León, trata 'Los asquerosos', la novela de Lorenzo convertida en uno de los éxitos editoriales -más con razón que sin ella-de los últimos años. Una novela, que te zarandea el cuerpo y las costumbres, que ha sido adaptada a los escenarios por Jordi Gal-ceran y Jaume Buixó, y que, dirigida por David Serrano, interpretan Secun de la Rosa y Miguel Rellán (Tetuán, 1943). Mañana, a las 18:00 horas, se representa en el Romea de Murcia. En 'Los asquerosos', Manuel hiere a un policía, huye a un pueblo abandonado, con la ayuda de su tío, y termina enamorado de esa vida en soledad hasta convertirse en un misántropo. Sí, ahí tenemos el descubrimiento de la [supuesta] felicidad de la vida solitaria y modesta, y también las ridiculeces propias de los 'mochufas' domingueros ensuciando el paraíso de ambos, y el anhelo de libertad y las torpezas que cometemos todos; queriendo, sin querer, o sin querer queriendo.

-¿Está ya recuperado del todo?

-Perfectamente, pero tras pasar el coronavirus me quedó durante un tiempo un extraño cansancio. Estuve a punto de palmarla; veintidós días en el hospital y, después, otros veinticuatro aislado en casa. Recuerdo que le pregunté a una de las doctoras: 'María ¿me estoy muriendo? Es que no me he muerto nunca y no lo sé pero me encuentro fatal, muy mil muy mar No es que me pillará de nuevas el pensar en la muerte» porque hace mucho tiempo ya que sé que me voy a morir, así es que llegué a decirme: 'Pues si es ahora, alguna vez tenía que ser'. Como decía Juan Ramón Jiménez, 'iyo me moriré y los pajarillos seguirán cantando, no pasa nada' [la versión más que libre de la cita es original del propio Rellán]. Aunque, ihombrel, prefiero no morirme para dar la lata un rato más! [ríe].

Miguel Rellán está de buen humor, pero no ciego: «La nómina de estúpidos está subiendo de una manera exponencial, empezando por este presidente de Estados Unidos que hemos tenido, el de la tortilla francesa en la cabeza». Ni tampoco falto de memoria: «Mi madre me decía algo que, al parecer, había dicho en su día [Winston] Churchill: 'El dinero no cambia a las personas, las descubre'. Pienso en la Covid-19, en el confinamiento, y me pregunto: '¿Cómo hay tantísima gente que dice que se aburría durante el confinamiento? ¿Cómo es posible, con los miles de libros que hay por leer? Si estuviésemos en el siglo XVII, pero ahora, que puedes estar confinado en una habitación con acceso, también, a todo el cine que quieras. Yo podría estar años sin salir de casa y no me aburriría». Y añade algo más, con respecto a lo que le decía su madre, que previamente había dicho el político, estadista e historiador inglés, de quien ahora subastan unas zapatillas y una copa de brandy. «Es», indica, «como cuando escucho decir que alguien se ha vuelto imbécil desde que es famoso. ¿Y no será, más bien, que ya era imbécil antes y ahora, como es famoso, nos hemos dado cuenta?

-¿No estará hablando de Victoria Abril?

-¡No! Pero aprovecho para decir lo mismo que no sé quién: «Todos pensamos estupideces, todos, pero los sabios se las callan». Estamos en un tiempo en el que la gente suelta sin filtro alguno lo primero que se le ocurre, ¡allá que te va! Esta muchacha, tantos otros...; sí, ya sabemos que las redes sociales son el equivalente a la barra del bar de toda la vida, donde siempre había alguien, con el cuarto gin-tonic ya en el cuerpo, diciendo una estupidez; pero no pasaba de allí. Pero ahora, ¡fíjese en los disparates que Máximo Pradera ha soltado a propósito del cáncer de Julia Otero! Al menos, el tipo de la borrachera te podía decir al día siguiente: 'Perdóname, que metí la pata'. Pero es que todos estos...

-¿Había leído la novela 'Los asquerosos ' cuando le llegó la propuesta para esta función?

-No. Me la regaló Eloy Azorín cuando hacíamos 1 años' (montaje dirigido por Daniel Veronese]. Pero hay una cierta edad -qué eufemismo tan estupendo-en que se deja de leer narrativa para leer sobre todo ensayo e historia. Y a mí, que he sido y soy un lector voraz, me pasa eso desde hace muchos años. Y, mira por dónde, me llama David Serrano para proponerme hacer la adaptación teatral de la novela, que me encantó cuando por fin la leí.

-¿Qué está siendo lo mejor de este trabajo?

-Ver al público salir encantado del teatro, y sale encantado porque se ríe, se emociona y porque es una función que te hace preguntarte cosas.

-¿Por ejemplo?

-¿Qué tipo de sociedad tenemos?

-Adelante:

-Una sociedad, en general, banal, superficial, consumista, ruidosa, con mucha prisa, muy tonta en general y muy influida por las modas. Una sociedad que tiene terror al silencio, entre otras cosas. Todos los proverbios, que no sé por qué son árabes y no checoslovacos, suelen tener razón. Uno dice: {Si no puedes mejorar el silencio, cállate! Otra pregunta que creo que nos podemos hacer es: '¿Por qué tenemos tanta prisa?'. Prisa, prisa, prisa...; el otro día* me contaba una amiga que un conocido suyo se había cabreado muchísimo porque su avión procedente de Los Ángeles había llegado a Madrid con veinte minutos de retraso. ¡Pero, vamos a ver, imbécil, que acabas de cruzar el océano Atlántico! A ver, hablando de 'mochufas', un término acuñado por Santiago Lorenzo que terminará aceptando la Real Academia: todos podemos serlo, porque en cuanto te descuidas eres uno más de rebaña

¿Maravillosa soledad?
-¿Qué no es posible?

-No se puede vivir solo. Eso de la maravillosa soledad está muy buen como cuento, pero en la realidad no se puede, porque somos seres sociales y necesitamos a los demás. Como necesitamos no perder la esperanza, i Es cierto que lo negativo hace  mucho ruido: cualquier idiota j con dos copas, allí en Murcia o aquí en Madrid, se salta un paso de cebra y mata a un señor o a una señora, y es noticia. Ahora, no lo es que haya, trabajando en silencio ahora mismo, un equipo de personas haciendo durante horas una operación de trasplante de órganos. Y yo. mientras que. por ejemplo, haya gente que conozca muy buen su oficio y que lo ejerza muy bien, con entrega y para bien de todos, tendré esperanza

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