El fútbol, espejo de la vida

1/10/2021

Por Julio Bravo (abc.es)

Dribbling Nacho Fresneda Alvaro Rico Ignasi Vidal the objective

La pasión de Ignasi Vidal por el fútbol tenía, tarde o temprano, que materializarse en una obra de teatro (por el que siente una pasión similar, solo que ésta la ha convertido en su medio de vida). Y esta obra es 'Dribbling', que gira, efectivamente, en torno al mundo del fútbol... aunque solo sea una excusa para hablar de otras cosas.

El planteamiento de 'Dribbling' -regate, en castellano- presenta a una joven estrella futbolística española que juega en Francia y que, lesionado e insatisfecho, está tratando en secreto su traspaso a otro equipo; en medio de todo ello, una chica le acusa de abuso sexual y el joven futbolista se arriesga a tener que llegar a juicio. Su agente, y amigo, intenta controlar la situación.

El fútbol es la pared sobre la que se levanta la función, pero hay muchas otras cuestiones que se retuercen como hiedra sobre ella: desde la dificultad que tiene un joven para asumir, y controlar sobre todo, la fama, el éxito, la riqueza, en un mundo tan falso; hasta la lealtad, la familia y la amistad. Pero hay otras que horadan esa pared y se agarran al espectador interrogándole a lo largo de la función, y que tienen que ver con la fuerza de la verdad (y de su opuesto, la mentira), el poder de las redes sociales, de los juicios paralelos que condenan sin tener en cuenta los argumentos de cada cual; la manipulación y los intereses económicos, capaces de arrasar con todo.

Ignasi Vidal lo hace mediante un texto sencillo, de diálogos ágiles y descarnados, en una obra esencial, desnuda, que ataca el tuétano de la cuestión y evita todo rodeo; un texto que puede convertirse en una carga de profundidad en el espectador, y que tiene un final al tiempo sorprendente como congruente.

El propio autor dirige este mano a mano interpretativo entre Álvaro Rico (el joven futbolista) y Nacho Fresneda (el agente), que los dos resuelven con gran brillantez. El primero le da convicción a su personaje, y está acertadamente contenido en escenas con mucho riesgo de excederse. El segundo muestra su jerarquía y un aplomo que contrapesa a su personaje con respecto a su compañero. Vidal les deja hacer y logra que el texto (es una función sin apenas acción) se erija en el gran protagonista. Alessio Meloni ha creado una sugerente y solo a medias realista escenografía que ayuda a ese encumbramiento de la palabra.