Crítica de la obra de teatro ‘Canción del primer deseo’: heridas que no cicatrizan

4/05/2023

Por José Miguel Vila (diariocritico.com)

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El director zaragozano Julián Fuentes Reta y el dramaturgo australiano Andrew Bovell (Kalgoorlie, 1962), vuelven a abordar juntos la inmensa tarea de levantar un montaje sobre la memoria histórica y familiar. Lo hicieron ya en 2014 con Cuando deje de llover y en 2019 con Las cosas que sé que son verdad, y ahora lo hacen en el Teatro de la Abadía con ‘Canción del primer deseo’, en versión de Jorge Muriel.

Si las 2 primeras partían de sendas ficciones que tenían su origen en Australia, en esta última la ficción se centra en España, aunque también es una historia ‘transgeneracional’ que recrea tres fechas, tres momentos clave de la historia de nuestro país: 1942, 1968 y la actualidad.

Inmenso y detallado trabajo de dirección de Julián Fuentes Reta y titánico y entregado también el de los actores protagonistas del drama: Consuelo TrujilloPilar Gómez / Olga DíazBorja Maestre y Jorge Muriel, que interpretan varios papeles en la función, aunque en ningún momento hay confusión alguna para seguir el hilo de la fábula que se cuenta.

Una fábula construida en torno a la Cancioncilla del primer deseo, de Federico García Lorca que quiere retratar las consecuencias personales, familiares, sociológicas y políticas de nuestra Guerra Civil y cuyo resultado final posiblemente dividirá al público.

La función comienza en un patio algo descuidado en lo que parece haber sido un caserón que ha vivido tiempos mejores. En él, dos hermanos mellizos, Luis Julia (Jorge Muriel y Pilar Gómez), discuten con palabras llenas de rencor y resentimiento mientras que su madre, Ana (magnífica, insuperable Consuelo Trujillo), enferma de Alzheimer, vaga semidesnuda, ajena a todo y a todos, vulnerable y desvalida por los rincones del descuidado jardín. Un cuarto personaje, Alejandro Rodríguez (Borja Maestre), inmigrante colombiano al que Luis ha conocido en la consulta de oncología, acaba yéndose a vivir con la familia española y trabajando para cuidar a la madre. Los dos hermanos tratarán de manipularlo y llevar el agua a sus molinos respectivos.

Pero aparecen también muchos otros personajes, vinculados asimismo a la saga familiar, que acaban de componer el complejo puzle de odios, miserias, enfrentamientos, traiciones y venganzas de esta ‘Canción del primer olvido’. Carlos Torres (interpretado también por Jorge Muriel), policía franquista, torturador y antes activo soldado del bando nacional y marido de Carmen, abnegada y sumisa esposa Pilar Gómez), Margarita (Consuelo Trujillo), viuda de un republicano, Alejandro Ayala, que sufren las consecuencias de la venganza y la represión franquista. Ambos tienen dos hijos, Juan (Borja Maestre) y Ana, que más tarde sería la madre de los dos mellizos.

El drama es intenso, desgarrador y hermoso a la vez, y está atravesado por los mil y un temas que siempre trae consigo una guerra civil y la creación inevitable de bandos enfrentados. Los abusos de poder, el exilio, violaciones, pederastia, desigualdades, emigración forzosa, privilegios, persecuciones, cárcel, juicios sin garantías jurídicas en el mejor de los casos, y la muerte en el peor…

La de Bowel es una mirada externa sobre las heridas de la Guerra Civil española, y, por tanto, teóricamente más desapasionada que la de cualquier español. Pero el resultado no es necesariamente equidistante. Así contada, la ficción es maniquea, no ecléctica y sopesada. Las culpas se reparten de modo desigual en esta visión de Bowel que se salta —no sé sí voluntaria o involuntariamente—, la época de la Transición, ese ‘momento’ de más de 4 décadas de las 8 trascurridas ya desde 1940 en el que se quiso hacer borrón y cuenta nueva, y que muchos hasta nos lo creímos, pero que ahora parece que, desde varios frentes (político incluido), quiere volver a llevarse a la casilla de salida para desgracia de todos.