Por Arturo Padrón (mardteatro.com)
Por fin aterrizó en el Teatro Guimerá uno de los montajes que más interés nos suscitaba de las propuestas programadas en lo que llevamos de año. “Las cosas que sé que son verdad ” de Andrew Bovell nos sumergió en la irresistible magia del teatro a través del corazón, abriendo vínculos emocionales entre escena y butaca.
Partimos de un texto intenso del australiano Andrew Bovell que retrata un cuadro familiar con profunda inteligencia. Incide de manera precisa sobre las relaciones entre padres e hijos. Se van hilvanando temas tan cercanos como la comunicación, las aspiraciones, la fidelidad, los roles o la identidad sexual que hacen muy difícil que el espectador no se identifique con algún pasaje. En definitiva, nos topamos de bruces con la vida misma.
DIRECCIÓN CON GRANDES DOSIS DE PASIÓN Y FIRMEZA APOYADA POR UN ELENCO ACTORAL DE GRAN NIVEL
La dirección de Julián Fuentes Reta conduce la adaptación realizada por Jorge Muriel (que también nos ofrece su presencia en escena) con grandes dosis de pasión y firmeza apoyada por un elenco actoral de gran nivel. Desde los padres, Frank y Bob, interpretados por Verónica Forqué y Julio Vélez a los hijos, Mark, Ben, Pip y Rosie que llevan a escena Jorge Muriel, Borja Maestre, Pilar Gómez y Candela Salguero respectivamente.
La Forqué apuntala esa madre vitalista y dominante, a la vez que tierna y protectora, que con dosis de humor rompe con la tensión dramática de la obra, cautivando al público en todo momento. Junto a ella Julio Vélez brillante como padre que atraviesa una montaña rusa de emociones: Alegría por la vuelta de su hija pequeña, confusión por la decisión de Mark o dolor por la tragedia final. Pilar Gómez se enfrenta a un personaje que decide tomar las riendas de su vida, con una cruenta rivalidad hacia su madre dando lugar a escenas de alto voltaje (indeleble esa carta escrita desde Canadá). Jorge Muriel transforma su inquietud y rabia en serenidad tras enfrentarse a su identidad como Mark. Borja Maestre asume los errores de Ben con una interpretación que nos lleva de la altanería al más triste de los naufragios. Finalmente Candela Salguero que toma el papel de narradora a la vez que hija menor es sensible a la vez que vigorosa.
LA ESCENOGRAFÍA DE JULIÁN FUENTES RETA Y CORO BONSÓN ES PERFECTA
La escenografía de Julián Fuentes Reta y Coro Bonsón es perfecta. Transforma el jardín de rosas en una especie de ring donde se enfrentan los personajes, donde se reta el individuo frente a la familia y por encima de ellos un árbol pero al revés como metáfora de la vida. A ello se une una delicada iluminación de Irene Cantero.
“Las cosas que sé que son verdad” es un caudal de emociones en las que de alguna u otra manera nos vemos reflejados, tanto padres como hijos. Pura satisfacción salir del teatro y ver más de una lágrima en los ojos de algún espectador que ha sido atravesado por la magia del teatro.